jueves, 16 de junio de 2016

Aprendizaje Efectivo y Responsabilidad del estudiante a Distancia


Según el capítulo 7 del libro Teaching and learning at a distance: Foundations of distance education se analiza los factores de un aprendizaje efectivo y las responsabilidades del estudiante en cursos a distancia (Simonson, Smaldino & Zvacek, 2015). El aprendizaje a distancia tiene como enfoque al estudiante en su proceso de enseñanza. Ante esto, debemos considerar las posibles limitaciones que puede surgir en ese proceso. El instructor como facilitador de la enseñanza deberá asegurar una participación de los alumnos que sea efectiva en la adquisición de conocimientos. Esta modalidad de estudio se diferencia ante la poca actividad de interacción física como los cursos tradicionales. El auge de los cursos a distancia sigue favoreciendo a la población estudiantil profesional, pero está siendo considerado entre los alumnos nuevos ingresos. Por tal razón, algunos estudiantes muestran unas habilidades tecnológicas que pueden favorecerle en el proceso, pero otros no.

 La comunicación del instructor a este tipo de estudiante debe ser una constante y persistente para el desarrollo de las habilidades educativas en la tecnología. El instructor debe orientar a los estudiantes sobre las funciones y herramientas que posee la plataforma a distancia. La información debe ser clara y si es posible con visuales. Además, identificar los grupos de colaboración entre los estudiantes que les será de gran ayuda en el aprendizaje a distancia. Cuando utilizan los medios de comunicación en la plataforma, los estudiantes deben hacer uso correcto del lenguaje y ortografía. El instructor debe establecer estas pautas como parte de una enseñanza armoniosa. De esta forma, dirigirse a sus compañeros e instructor con respeto y buen vocabulario. La lectura recomienda evitar la comunicación humorística y el uso de emoticones. El autor expresa que la comunicación debe ser profesional y cuidar su ortografía, aunque se comunique de manera informal. El uso de emoticones ha causado problemas ante malas interpretaciones en el sistema público y otras organizaciones educativas. Estos mensajes que contienen emoticones han causado hasta referir acusaciones al tribunal. El docente debe tomar sus precauciones cuando realice una comunicación con estudiante evitando malos entendidos.
El autor expresa que no ha experimentado un curso en línea desde otros países y cultura. Aunque entiende que el reto educativo debe ser mucho mayor por cuestión del lenguaje y dialecto. El autor lleva desde bachillerato utilizando plataformas en línea como Blackboard y Moodle. La experiencia ha sido muy beneficiosa por el dominio que ha ejercido en las funciones tecnológicas. Además, reconoce que el aprendizaje será continuo en estas plataformas por las nuevas herramientas que siguen surgiendo. No descarta las grandes expectativas tecnológicas que darán un nuevo surgimiento en las plataformas a distancia.  Al comienzo tuve muchos problemas con mi organización en las tareas. Actualmente, me organizo y establezco mi calendario para cumplir con las tareas, foros, asignaciones y reuniones.

El capítulo 7 destaca las responsabilidades que debe ejercer un alumno en línea. Primero, el alumno debe conocer las funciones en la plataforma y la organización de entrega de las tareas. De esta manera, el estudiante puede responder a los foros, hacer preguntas y realizar las asignaciones. El instructor está llamado a guiarle en este proceso de adaptación a la plataforma. Segundo, los estudiantes son responsable de preguntar al instructor cuando se le presenten dudas o dificultades en la plataforma. El instructor debe establecer un diálogo efectivo que le permita al estudiante a trabajar independiente. Tercero, el estudiante debe organizar su tiempo para participar de la educación a distancia. Cuando el estudiante identifique la organización de las tareas establecidas por el instructor deberá programar sus intervenciones para cumplir con los trabajos. Por esto se necesita equilibrar su tiempo de disponibilidad sin ser menos o más frecuente al uso de la plataforma. Cuarto, la claridad del instructor en la guianza de sus alumnos determinará el mejor rendimiento del aula del curso a distancia. Las participaciones cumplirán el tiempo requerido y se efectuará un progreso en el aprendizaje. Quinto, el estudiante no puede pasar por alto las discusiones o foros que se realizan en la plataforma. Es responsabilidad del estudiante programar su aportación a los foros y reacciones a sus compañeros. Sexto, el alumno en línea debe asumir la responsabilidad de su propio aprendizaje. Los instructores recomiendan lecturas y materiales asociados al curso. Los alumnos deben establecer su tiempo de lectura y aprendizaje continuo que cumpla con los objetivos del curso. Por último, el estudiante se le puede requerir participar de talleres o clases especiales para prepararlo en el manejo de la plataforma a distancia. El estudiante debe ser partícipe y anotar las indicaciones para ponerlas en práctica desde su hogar. Los programas combinados proveen unos días presenciales para suplir estas necesidades que muestran algunos estudiantes ante el desconocimiento del aprendizaje a distancia.
Para el autor las responsabilidades antes mencionadas muestran grandes beneficios académicos en la ejecutoria de los alumnos. En las responsabilidades, las diferencias son pocas pues la mayoría de las funciones se continúan realizando.  La comunicación que desarrolle el instructor con sus estudiantes y viceversa, fue la responsabilidad más mencionada en este capítulo. Ante esto, identificó esta comunicación como una prioridad en el curso para garantizar un aprendizaje de excelencia a la distancia. Además, permitirá establecer una buena imagen del programa en la institución educativa y universitaria. Permitiendo el acceso a una población estudiantil mundial que le interesa obtener una preparación profesional.


Referencias



Simonson, M., Smaldino, S., & Zvacek, S. (2015). Teaching and learning at a distance: Foundations of distance education (6th ed.).  Charlotte, NC: Information Age. 188-204

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