Hay dos libros que destacan el tema de la educación a
distancia. El primer libro titulado Teaching
and learning at a distance: foundations of distance education (Simonson,
Smaldino, & Zvacek, 2015) se define la educación a distancia como una
institución basada en la educación formal. En esta se separa el grupo de
aprendizaje en los sistemas de telecomunicaciones desde los medios interactivos
que conectan los alumnos, los recursos y los instructores (Simonson, 2009,
2010). El autor reflexiona sobre esta definición pues ante los avances
tecnológicos el método de educar a distancia ha tenido su evolución. De la
misma manera que surgen nuevos programas y herramientas tecnológicas, más
amplios siguen siendo los recursos tecnológicos para el uso didáctico y
educativo. Por tal razón, el autor no considera esta definición completa pues
carece de unos puntos que se deben destacar. El manejo de este método educativo
ha impactado una población que sigue en aumento debido a la “flexibilidad y
accesibilidad”. Este tipo de aprendizaje suele desarrollar más independencia e
iniciativa para cumplir los criterios del instructor. Cabe señalar, el
surgimiento de “nuevas herramientas y aplicaciones” en el proceso de enseñanza
desde la educación a distancia.
Para el autor de esta discusión,
los aspectos de mayor impacto desde el libro de Simonson, Smaldino y Zvacek
(2015) fueron el crecimiento de las escuelas virtuales desde finales de 1990 en
los Estados Unidos. Las escuelas virtuales se han convertido en un medio de
gran importancia en muchos lugares (Berge y Clark, 2009). La Escuela Virtual de
la Florida ofrece una amplia selección de cursos. La Escuela Virtual de
Arkansas es otro ejemplo de éxito en su programa de educación a distancia
(Johnson, 2007; Falduto y Ihde, 2007). Actualmente, mientras se navega por el
Internet la publicidad de instituciones en la educación a distancia siguen
aumentando. La oferta de programas educativos desde certificaciones hasta
estudios doctorales permite el acceso a la preparación profesional sin importar
el país que se ubica la institución. Al mismo tiempo, el proceso de matrícula se
realiza en línea y el envió de documentos se maneja desde el “scanner”, fax o
correo electrónico.
De acuerdo con los 248 estudios
que fueron compilados por Russell (1999), no hay ninguna significativa
diferencia entre el aprendizaje a distancia y el aprendizaje tradicional en el
aula. Es decir, que la enseñanza a distancia se puede considerar tan eficaz
como el aprendizaje presencial y los resultados apoyan esta conclusión (Dean,
Stahl & Sylwester 2001). Para el autor la experiencia universitaria como estudiante
a distancia le ha sido muy favorable en el manejo de su tiempo. Por
consiguiente, la educación a distancia ha sido igual de efectiva en el
aprendizaje comparado a sus tiempos de clases presenciales. El autor hace
hincapié, en que no se debe eliminar la interacción entre el instructor y el
estudiante. Al contrario, el instructor debe promover unos eventos desde
conferencias virtuales u otros medios junto a sus estudiantes para clarificar
conceptos del curso y facilitar la mejor comprensión de sus alumnos en cuanto a
los criterios de evaluación.
Entre los puntos destacados por
Black (2013) se puede apreciar la amplitud de la educación a distancia en los
Estados Unidos. Ante de llegar al crecimiento reflejado en la actualidad, las
mentes pensantes en décadas atrás, realizaron estudios sobre el aprendizaje.
Por ejemplo, cuan eficiente seria el aprendizaje para un espectador desde un
televisor. El autor recuerda los cursos de idiomas que se vendía con un grupo
de “videocassette” para observar a un instructor que enseñaría paso a paso la
destreza. Muchos se beneficiaron de este aprendizaje sin la necesidad de estar
presentes en el salón de clase. Ante estos resultados favorables se abrió paso
al surgimiento de nuevos métodos tecnológico para llevar a cabo una educación a
distancia que cumpliera los objetivos educativos.
Otro tema que captó la atención
del autor, lo describe Holmberg (1995) pues coloca claramente al alumno en el
centro del aprendizaje utilizando el concepto de internalización. El autor
reflexiona sobre un aspecto que sucedía con frecuencia en el aprendizaje
presencial relacionado a la ejecución de los estudiantes. En ocasiones, la
interacción social de los estudiantes suele utilizarse para provecho de
algunos. Es decir, la duplicación de tareas y vías fáciles para cumplir los
criterios de evaluaciones. En la educación a distancia la interacción es
limitada y la ejecución es más individual. El alumno debe organizarse para así
programar su tiempo de estudio sin crear dependencias, aunque con un desarrollo
más colaborativo en los grupos de estudios. De esta manera, suele cumplir con
los objetivos del curso y adquirir su conocimiento de manera individual. Aunque
esto no descarta otras acciones que perjudican el aprendizaje a distancia como
las acusaciones que puedan surgir por plagio y duplicación de ideas.
Referencias
Black, L. (2013). A history of scholarship. En Moore, M. G. (Ed.). Handbook of distance education (3rd ed.) (pp. 3-20). Mahwah, NJ:
Erlbaum.
Simonson, M.,
Smaldino, S., & Zvacek, S. (2015). Teaching
and learning at a distance: Foundations of distance education (6th ed.)
(pp. 31-56). Charlotte, NC: Information Age
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